Primeros síntomas

Si en las mujeres el llamado «instinto maternal» se presenta sin avisar, bien por imperativo del tiempo y la edad, o por un deseo que nace y subyace en la declaración «es el momento», en el caso masculino se parece más al enamoramiento. Un día lo tienes. Con mis 40 años recién cumplidos sólo recuerdo que un día de agosto de 2015 quise ser padre. Lo había querido desde hace años, sinceramente más preocupado por dejar un legado o perdurar, cuando en mi juventud mi imaginación estaba segura de que el día en el que tuviera a mi primer hijo en brazos sería el más feliz de mi vida. Un pensamiento más ideal y altruista.

Lo cierto es que ese día de agosto llegó para culminar mi relación sentimental con la pareja con la que llevo más de cuatro años. En ese instante ella era (y es) la persona adecuada con la que formar una familia. Su manera de ser, inquieta, inteligente, jovial, sentimental y racional, hicieron aparecer en mí la idoneidad de la persona y el momento. Hay casos en los que pasa. Parejas que se quedan embarazadas sin desearlo y que tienen que enfrentarse a la maternidad y paternidad si eso es lo que deciden hacer. Por otro lado están los que lo hacen conscientes de que sea una consecuencia de su relación o estado civil.

Puede parecer superficial, pero tener un hijo no es como tener un perro; ni tener un perro es como tener una planta. Si es consensuado, hay que estar anímica,sentimental, psicológica y económicamente preparado. Y nosotros lo hablamos; es menos romántico que la idea que se nos plantéa desde el cine o la literatura, pero más sensato. Y así comienza una aventura que tiene de todos los géneros: misterio, buenos y malos, comedia, porno, thriller, drama y ciencia ficción…

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